Cuando empecé a menstruar, surgieron muchas dudas y curiosidades sobre mi cuerpo. Recuerdo que en mi familia era común usar “jabones íntimos” o “lavados vaginales”; de hecho mi mamá, por ejemplo, siempre me decía: “Tenemos que lavarnos bien con el jabón vaginal, porque evita que huela mal”. Pero al crecer, escuchaba a mis amigas decir que habían leído que estos productos pueden alterar el pH y causar infecciones.
Entonces, una pregunta muy importante empezó a rondar mi cabeza: ¿Es bueno usar estos jabones?
Después de investigar, descubrí que no todo lo que pensamos sobre higiene íntima es correcto.
Mira, aquí te cuento cómo sucede esto:
Vulva y vagina: no son lo mismo
Primero, entendí algo básico que nadie me explicó cuando era niña: la vulva y la vagina son diferentes. La vulva es la parte externa, lo que vemos: el monte de Venus, los labios mayores, los labios menores, el clítoris… toda esa zona está protegida por piel y vello púbico, que funcionan como una barrera natural contra cuerpos extraños, infecciones, sequedad e irritaciones causadas, por ejemplo, por la fricción durante las relaciones sexuales. Además, el pH de la vulva oscila entre 3.5 y 4.7, lo que también ayuda a cuidarla (2).
La vagina, en cambio, es un conducto interno que conecta el cuello del útero con la vulva. Tiene un pH aún más ácido, menor a 4.5, gracias a bacterias productoras de ácido láctico, como los Lactobacilos, bacterias amigas que la protegen de infecciones (3).
Lo curioso es que, cuando usamos jabones íntimos, realmente estamos lavando la vulva, no la vagina.
¿Deberíamos usar jabones íntimos?
Si bien mi mamá siempre decía que eran necesarios para mantener “todo limpio y sin mal olor”. Al estudiar e investigar, supe que la vulva no necesita productos especiales para estar limpia. Muchos jabones, geles y hasta toallitas húmedas contienen detergentes y otros químicos que pueden alterar el pH y dañar la microbiota que protege la vulva. Esto puede causar irritación, picazón y aumentar el riesgo de infecciones (4, 6).
Además, lavarse con demasiada frecuencia o usar productos agresivos puede dañar la piel vulvar, que ya de por sí es muy sensible. ¿Lo mejor? Agua, y, si usas jabón, que sea suave y sin fragancia.
¿Y las duchas vaginales?
Sobre esto aprendí algo que me sorprendió: muchas mujeres usan duchas vaginales para “limpiar por dentro”, pero estas pueden ser más dañinas que beneficiosas. Al alterar el microbioma vaginal, pueden causar vaginosis bacteriana, reducir la fertilidad y aumentar el riesgo de infecciones de transmisión sexual (5, 6).
Lo cierto es que la vagina es un órgano que se limpia solo. No necesita ayuda externa. Basta con lavar la vulva regularmente para evitar la acumulación de sudor, flujo y orina (6).
¿Qué aprendí?
Después de todo esto, entendí que no hay una respuesta universal. Si un jabón te causa irritación, es mejor dejar de usarlo y consultar a un ginecólogo o ginecóloga. Ellos son los expertos y pueden ayudarte a elegir lo que es mejor para ti. Sin embargo, al final siempre será tu decisión, pero lo importante es que la decisión que tomes sea informada, contrapesando los riesgos y beneficios de usar un jabón íntimo.
Escucha a tu cuerpo y cuídalo con amor. No siempre es fácil desaprender lo que nos dijeron, pero es un paso importante para conocer y cuidar nuestra salud íntima.
¿Tú qué piensas?
¿Usas jabones íntimos o alguna vez has probado las duchas vaginales? Compartir experiencias nos ayuda a aprender más sobre nosotras mismas.
1. Graziottin A. Maintaining vulvar, vaginal and perineal health: Clinical considerations. Womens Health (Lond). 2024 Jan-Dec;20:17455057231223716. doi: 10.1177/17455057231223716. PMID: 38396383; PMCID: PMC10894559.
2. Hodges AL, Holland AC. Prevention and treatment of injuries and infections related to pubic hair removal. Nurs Womens Health 2017; 21(4): 313–317.
3. Tachedjian G, Aldunate M, Bradshaw CS, et al. El papel de la producción de ácido láctico por parte de especies probióticas de Lactobacillus en la salud vaginal. Res Microbiol 2017; 168(9–10): 782–792.
4. Simon EG, Laffon M. Atención materna después del parto vaginal y manejo de complicaciones en el posparto inmediato: pautas para la práctica clínica. J Gynecol Obstet Biol Reprod (París) 2015; 44(10): 1101–1110.
5. Klebanoff MA, Nansel TR, Brotman RM, et al. Conductas de higiene personal y vaginosis bacteriana. Sex Transm Dis 2010; 37(2): 94–99.
6. Chen Y, Bruning E, Rubino J, et al. Función de la higiene íntima femenina en la salud vulvovaginal: prácticas de higiene globales y uso de productos. Womens Health 2017; 13: 58–67.
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